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La concentración de inmigrantes en una escuela perjudica a los extranjeros
Maite Gutiérrez | 26/10/11
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Llega la hora de matricular al hijo en una escuela o instituto. Y resulta que el centro que le asignarían por puntos tiene bastantes alumnos inmigrantes. Son mayoría, un 60%, un 80%... Entonces a esa familia autóctona, del país de "toda la vida", le asaltan las dudas. ¿La concentración de alumnos inmigrantes perjudicará el rendimiento escolar de mi hijo? Pues resulta que no, según el análisis del último informe PISA realizado por la Fundació Jaume Bofill. Al contrario, son los propios estudiantes de origen extranjero los más perjudicados por esta situación.
De los datos de PISA, la macroevaluación de la OCDE que mide el nivel de comprensión lectora, matemáticas y ciencias de los alumnos de 15 años, se desprende que el "efecto compañero" tiene impacto sobre el alumno inmigrante, pero no sobre los nativos.
Cuando los estudiantes de origen inmigrante representan más de un 25% del alumnado de un centro público, obtienen una media en comprensión lectora –la competencia principal que evaluaba el último PISA– de 374 puntos, muy por debajo de la media global catalana (498 puntos) y de la OCDE (494), una diferencia que equivale a más de un curso. En cambio, sus compañeros autóctonos alcanzan los 495 puntos de media. En centros donde los estudiantes extranjeros representan menos de un 25%, estos llegan a los 429 puntos, mientras que los nativos sacan 505 puntos. Por lo tanto, los alumnos nacidos en Catalunya sólo obtienen una diferencia de diez puntos en función del porcentaje de compañeros inmigrantes, "pequeña desde el punto de vista estadístico", señaló ayer el catedrático de Educación comparada de la UAB Ferran Ferrer, que ha dirigido el estudio de la Jaume Bofill.
Los bajos resultados académicos de los alumnos inmigrantes representa uno de los mayores retos educativos de Catalunya, indicó Ferrer. Se trata del colectivo más vulnerable, porque, en general, proviene de familias con un nivel sociocultural bajo y viven en condiciones más precarias. Como ya se ha explicado en otras ocasiones, la desigualdad entre el nivel de estudiantes nativos y extranjeros en Catalunya es de la más grandes de España –la segunda comunidad autónoma por detrás de La Rioja–, y también de Europa. Mientras los nativos alcanzan los 507 puntos en lectura –lo que situaría a Catalunya al nivel de Holanda, que ocupa el puesto número 10 en la clasificación de 65 países de PISA–, los chicos inmigrantes se quedan en 421 puntos de media. Además este colectivo concentra una alta tasa de fracaso escolar: más del 40% de estudiantes de origen extranjero acaba su escolaridad sin el título de ESO, mientras que la media general para el conjunto de alumnos es del 30%, según datos de la Comisión Europea (CE).
La falta de otros referentes en el aula, los recursos insuficientes para atender a este alumnado y sus familias, las expectativas del profesor sobre ellos o el desconocimiento del idioma –el 28% no habla ni catalán ni castellano en casa y el 24% llegó a Catalunya con más de 12 años– explican en parte estos pobres resultados de los alumnos inmigrantes. Estos chicos representan el 17,5% de la población escolar en secundaria. ¿Qué pasará cuando crezcan? ¿Qué futuro espera a los que no consigan el graduado escolar, ese 40%? El fracaso escolar es un pasaporte exprés hacia la precariedad, decían no hace mucho desde la Comisión Europea.
Ferrer abogó por evitar las escuelas gueto, aquellas con altas concentraciones de inmigrantes, para empezar a revertir esta situación –el 81% de inmigrantes estudia en la red pública y el 19% en la concertada–. "Pero hay que tener en cuenta que puede haber escuelas gueto sin inmigrantes, con alumnos autóctonos pero con un nivel socioeconómico muy bajo", indicó. Y es que el entorno familiar supone la principal influencia sobre el éxito o fracaso de un alumno. Influencia, pero no factor determinante. La escuela sí cumple una función de compensación social. El estudio de Jaume Bofill hace especial énfasis en ese 13% de alumnos de ESO de familias con bajo nivel cultural y pocos recursos que obtienen muy buenos resultados en PISA, por encima de la media, uno de los porcentajes más altos de la OCDE –ver gráfico–. Se trata, en su mayoría, de chicas nacidas en Catalunya, tanto catalanohablantes como castellanohablantes, y que no han repetido curso nunca. Estos alumnos excelentes se encuentran en cualquier tipo de centro educativo. "La excelencia está repartida –insistió Ferrer– pero el riesgo de fracaso escolar está muy concentrado y es ahí donde hay que actuar".
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